El costo del de operar simultáneamente un aeropuerto en Santa Lucía, Zumpango, y el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) podría ascender a 293,100 millones de pesos, el doble de caro respecto de su previsión más optimista de costos, debido a que se cuenta con muy poca información sobre el proyecto, concluyó la Academia de Ingeniería (AI).
Según la AI, en un escenario de poca incertidumbre (optimista), la solución que plantea el presidente electo Andrés Manuel López Obrador para resolver la saturación aérea del Valle de México —frente a la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco—, tendría un costo de 138,275 millones de pesos; no obstante, esta cantidad es poco factible, pues se trata de una estimación ideal, con incertidumbre mínima.
“En términos técnicos, es imposible dar una cifra exacta del costo de inversión de un proyecto y tal inexactitud será mayor mientras menos definido esté”, asentó la AI en el análisis técnico de opciones para el nuevo Aeropuerto Internacional de México que entregó al equipo de AMLO, quien convocó a expertos para que dieran su opinión sobre las alternativas para desahogar el tráfico aéreo de la Ciudad de México.
El monto de inversión ideal para la operación simultánea de los dos aeropuertos sería inferior al costo de concluir la obra del NAIM en Texcoco que, según la AI, en el escenario de mínima incertidumbre sería de 262,770 millones de pesos y en el de máxima, de 439,330 millones de pesos.
No obstante, a diferencia del proyecto de Santa Lucía, la obra del NAIM tiene menores probabilidades de presentar una explosión en costos hasta el límite máximo estimado, pues cuenta con más estudios de respaldo que mitigan su incertidumbre.
“Al inicio de un proyecto, cuando se tienen pocos estudios y el diseño es de tipo conceptual, la incertidumbre es máxima, mientras que cuando un proyecto ha adquirido sus insumos más críticos y costosos, su incertidumbre es mucho menor”, afirmó.
La AI expuso que los proyectos pueden clasificarse en cinco estratos de acuerdo con su grado de incertidumbre, de menor (Clase I) a mayor (Clase V). Es el caso de la obra propuesta por AMLO el de un proyecto de Clase V, es decir, con la máxima incertidumbre (de entre 50 y 100%), pues está “en una etapa conceptual, con muy poca información disponible”.
El NAIM, por su parte, fue clasificado en tres de sus cinco obras componentes (aeropuerto, suministro de energía y obras hidráulicas) como nivel III (incertidumbre media, de entre 15% y 25%), mientras que en dos obras, vialidades y medios de transporte colectivo de acceso (en este caso, complementarias) fue clasificado como Clase V.
La AI consideró que no es exagerado utilizar la estimación de costos máxima, pues existen variados ejemplos en los que los costos de las obras se disparan respecto de su estimación original. “Por ejemplo, el primer estimado del aeropuerto del proyecto Texcoco en el 2014, entonces Clase V, era de 120,000 millones de pesos y hoy se estima en 285,000 millones de pesos, con alta probabilidad de terminar siendo mayor”.
El organismo concluyó que la opción de los aeropuertos simultáneos es poco atractiva y de muy alto riesgo para el país, “en cuanto a costo, tiempo y desempeño”, por lo que “la energía y esfuerzo de los mexicanos estarían mejor aprovechados en asegurar que el proyecto Texcoco sea operativo en el menor tiempo y al menor costo posibles, manteniendo los estándares de calidad que aseguren su operación como un hub de alto desempeño”.
Esta aseveración es similar a la vertida por el Colegio de Ingenieros de México (CICM) a partir del dictamen que también hizo llegar al equipo de AMLO.
No obstante, el CICM realizó cálculos numéricos diferentes, pues estimó que el costo de tomar la opción de Santa Lucía sería de alrededor de 387,000 millones de pesos, pues el costo del aeropuerto de dos pistas sería de 217,000 millones de pesos y no de 70,000 millones, como estima AMLO, además de que a esta alternativa hay que sumarle las inversiones de conectividad y los costos hundidos de cancelar el NAIM.
Fuente: El Economista