Una de las áreas con mayor oportunidad de desarrollo para la población es la del entendimiento sobre en qué consiste tener finanzas personales sanas, y también cómo impactan éstas en la economía y porvenir del país.
Algunas de las características que cumple una persona con finanzas sanas son:
- Entiende que el crédito no es una extensión del dinero: esto le permite aprovechar el crédito para incrementar su patrimonio o la productividad de su actividad para tener más recursos.
- Planea sus gastos: Identifica las necesidades de inversión y discierne cuáles son necesarios y cuáles no.
- Compara precios: De todos los productos que adquiere verifica qué es lo que le conviene analizando las opciones al alcance de la mano.
- Ahorra: De forma constante, destina una parte de sus ingresos al ahorro e investiga cuáles son los mecanismos que le pueden ayudar a fortalecer el mismo.
- No se endeuda: Actúa de tal manera que sus ingresos no se vayan en pagar deudas que le hagan caer en otras para subsanar las primeras.
Por otra parte, las finanzas sanas implican una cultura que sería optimo emprender desde los primeros años de nuestra vida y seguir desarrollándolo a lo largo de los años, en cada una de las etapas.
Al igual que en las finanzas personales, las públicas indican la forma de organización que tiene el Estado y la capacidad que tiene para llevar a cabo sus responsabilidades
Además de los retos internos a los que se enfrenta el gobierno para mantener sus finanzas a flote, también existen amenazas externas para mantener el equilibrio fiscal. Las características de la gestión de las finanzas en ambos rubros son muy similares: planeación, ahorro, responsabilidad.
Las finanzas públicas recurren a la cohesión social y las finanzas personales hacia la rentabilidad, ambas cuestiones son positivas y, a pesar de sus diferencias, la educación es un punto en el que convergen también.
Las finanzas sanas, en sus dos sentidos, tienen un lema que las define: no se gasta más de lo que se gana.