Impacto del COVID-19 en el sector empresarial_ López_Elías_Finanzas_Públicas

Haydeé Alexis Miranda Hernández[1]


Desde el comienzo de la pandemia se han tomado diversas medidas sanitarias para la contención y prevención de la enfermedad en México; tanto la afección a la salud de la población, como dichas medidas de prevención, afectaron a las empresas, a los trabajadores, a la inversión y al consumo privado.

Ante la contingencia, las empresas implementaron las siguientes acciones y medidas de prevención: uso de cubrebocas y de gel antibacterial, toma de temperatura y limpieza y desinfección continua de las superficies y el ambiente.  De acuerdo con la tercera edición de la ECOVID-IE[2], al mes de marzo de 2021, el 98.1% de las empresas implementaron medidas sanitarias, casi 10% más que en abril de 2020. El 80% proporcionaron elementos de protección personal a sus trabajadores, el 76.98% promovieron medidas sanitarias entre clientes, proveedores y/o visitantes a la empresa y el 89% realizaron tareas de limpieza y desinfección, estas últimas fueron 15% más que en la primera etapa (mayo 2020).

Además de las medidas sanitarias, las empresas tuvieron que instrumentar acciones operativas dentro de sus esquemas de trabajo. En este sentido, el 67% de las empresas llevaron a cabo al menos alguna acción en su operatividad; por ejemplo: en promedio, el 49% implementó el home office como parte de sus actividades diarias; el 10% tuvo que solicitar créditos de emergencia para subsistir; el 32% implementó la entrega de pedidos a domicilio; el 30% ofreció promociones especiales como descuentos, rebajas, pagos diferidos, 2×1, entre otros; y el 12% de las empresas ofertaron nuevos productos o servicios para atender la emergencia sanitaria.

También se realizaron paros técnicos o cierres temporales de las empresas con actividades que se consideraban no esenciales, en la primera etapa (mayo 2020) el 60% de las empresas tuvieron cierres temporales; de éstas, el 53% cerraron de 1 a 20 días y el 47% restante cerraron por 21 días o más. Para la tercera etapa de la encuesta (marzo 2021), los cierres temporales disminuyeron al 17% (76% realizaron cierres de 1 a 20 días y el 24% restante cerraron por 21 días o más).

El confinamiento tuvo repercusiones directas en el consumo y la producción, de tal manera que, el 85% de las empresas presentaron afectaciones en su personal, insumos, remuneraciones a sus empleados y los ingresos de la empresa. 1 de cada 5 empresas tuvo que reducir su personal un 38%; el 34% presentó disminución en el abasto de insumos, materias primas, bienes terminados o materiales adquiridos para revender. Así mismo, el 86% de las empresas presentaron una disminución de la mitad de sus ingresos.

El impacto a las empresas del sector comercial por los cierres temporales debido al COVID-19 ha tenido como consecuencia el cierre definitivo de varias de ellas, así como una constante incertidumbre respecto a su futuro. En la segunda edición de la ECOVID-IE, se analizó el tiempo que podrían seguir operando con su nivel actual de ingresos durante la contingencia, los resultados se muestran en la siguiente gráfica por tamaño de empresa:


Como se observa, a finales de 2020, más de la mitad de las empresas consideraban que solo podrían operar 1 año más y el 40% de las empresas preveían retrasos en el pago de sus deudas. Cabe resaltar que, las microempresas fueron las de mayor preocupación por subsistir más de doce meses.

La ECOVID-IE reflejó que hubo una problemática de apoyo a las empresas durante la pandemia. La encuesta muestra que, al inicio de la contingencia, sólo el 8% recibió algún tipo de apoyo; para septiembre de 2020 disminuyó al 6%, y en marzo de 2021 solo el 4% de las empresas encuestadas recibieron apoyos, en su mayoría por parte del Gobierno Federal, Estatal o Municipal, aunque también por cámaras y organizaciones empresariales.

La encuesta también muestra que de las empresas que no recibieron apoyos (96%): una tercera parte no tuvo conocimiento de algún tipo de apoyo (en particular las microempresas); el 22% consideró que solicitar el apoyo fue demasiado complicado; el 13% requirió el apoyo, pero no lo recibió y el 5% no cumplió con los requisitos.

La encuesta se enfocó en estudiar el sentir de las empresas del país que realizan actividades económicas correspondientes al sector industrial (minería, electricidad, suministro de agua y gas, construcción y manufacturas), comercio (al por mayor y por menor) y servicios (incluye transportes). También identificó que la actividad económica más afectada fue el comercio y servicios. Respecto a esta afectación, el CEFP[3] con información de la EMEC[4] analizó el comportamiento de estos sectores por Estado. Al respecto, los ingresos de las empresas presentaron una variación real mensual nacional para el comercio al por mayor de -0.38%, y del comercio al por menor de -0.41%.

En cuanto al comercio al por mayor (Ingresos por suministros de bienes y servicios), 18 Estados presentaron un mejor desempeño al promedio nacional, entre los que destacan: Campeche (6.59%) y Yucatán (4.72%); y con variaciones negativas: Sinaloa (-3.47%) y Querétaro (-4.00%). Por otro lado, en cuanto al comercio al por menor (Ingresos por suministros de bienes y servicios), solo 6 Estados mostraron un mejor desempeño respecto al promedio nacional, entre estos: Ciudad de México (4.10%) e Hidalgo (3.07%); mientras que el resto presentaron variaciones negativas, entre ellos Chiapas (-7.54%) y Michoacán (-7.54%).


Los resultados observados para 2021 muestran mejorías para el sector del comercio al por mayor, sin embargo, el sector del comercio al por menor continuó con disminuciones durante el año. Por lo que, en la actualidad, nos encontramos con un sector debilitado ante un panorama económico complicado a nivel nacional e internacional, como es el conflicto de Rusia con Ucrania, la escasez de materias primas e insumos y la inflación que no ha cedido.

En conclusión, las repercusiones que ha traído la pandemia en el sector privado no deben tomarse a la ligera, ya que provocarán círculos viciosos, por ejemplo: la disminución en el ingreso de las empresas llevó a reducir su personal y/o salarios, esto repercutió en una baja en la producción y un aumento del desempleo, este último generó disminuciones en el consumo hacia las empresas, por lo que, al no recuperar su nivel de ingresos, no contaron con los recursos para invertir y seguir produciendo, lo que generó aún más desempleo.

Sin embargo, a pesar de las afectaciones que trajo el COVID-19 a las empresas, se comenzaron a plantear nuevas estrategias como la modalidad home office, tomar como prioridad el diversificar las cadenas de suministro, adoptar y aumentar los canales de ventas (internet, redes sociales y plataformas digitales) y la oferta de nuevos bienes y servicios, que les permitan recuperar el dinamismo en estos sectores y afrontar los nuevos retos que en materia económica se viven en la actualidad.


[1] Analista Económico de Grupo López Elías y Candidata a la Maestría en Finanzas Públicas por la Universidad IEXE.

[2] INEGI. ECOVID-IE: Encuesta sobre el Impacto Económico Generado por COVID-19 en las empresas. Tercera edición (en la estimación de 1’873,564 empresas: el 0.90% son grandes; 6.85% son pymes; y 92.25% microempresas).

Nota: Se captó la información de esta encuesta en 3 eventos: el primero fue del 7 de mayo al 12 de junio de 2020; el segundo fue del 1 de septiembre al 16 de octubre de 2020; y el tercero del 1 al 31 de marzo de 2021, para este artículo se tomaron los datos de la tercera edición publicada el 31 de mayo de 2021.

[3] Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados. Boletín: Encuesta Mensual sobre Empresas Comerciales. 18 de marzo de 2022.

[4] Encuesta Mensual sobre Empresas Comerciales .Diciembre de 2021.

Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión del Grupo López-Elías.

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