Para poder anticipar cuáles son los sectores de mayor crecimiento, hay que considerar tres factores:

1) Que en el primer año de gobierno siempre hay una desaceleración marcada por la incertidumbre entre los consumidores y las empresas

2) El cambio de gobierno y la nueva era, en donde se dará apoyo a algunos sectores de la población.

3) El contexto internacional, donde se espera que Estados Unidos se desacelere.

Históricamente México muestra una desaceleración en el primer año de sexenio, tanto en el consumo como en la inversión y el gasto de gobierno tiende inclusive a contraerse por la curva de aprendizaje de la nueva administración. Sin embargo, hay que tomar en cuenta las políticas de apoyo del gobierno entrante. Estos apoyos están dirigidos a los sectores de la población que tienen una mayor propensión marginal a consumir.

Es decir, por cada peso de ingreso adicional que reciben, se espera que gasten la mayor parte. Así, el sector de consumo puede ser de los más dinámicos. Al interior, el consumo básico se espera que continúe creciendo, mientras que en el consumo discrecional, se anticipa que el gasto en entretenimiento acelere su tasa de crecimiento.

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Por su parte, en el sector de servicios de comunicación podría seguir creciendo el gasto en telefonía celular. Esto también debería verse reflejado en el mediano plazo en el rendimiento de las emisoras en la Bolsa Mexicana de Valores de estos sectores, las cuales mostraron caídas en 2018, lo que representa una oportunidad de inversión dada la expectativa económica.

Por otro lado, el sector turismo puede que se desacelere ante la expectativa de que Estados Unidos crezca 2.3% en 2019, en contraste con el crecimiento de 2.8% del año anterior (hasta el tercer trimestre). Además, la fortaleza del peso no le favorece a dicho sector.

Lo mismo se espera que suceda con la actividad industrial, en particular la manufactura, que ha sido la mayor fuente de creación de empleo en los últimos años. Al interior de las manufacturas probablemente se vea una mayor desaceleración en el sector automotriz, particularmente en la fabricación de autos nuevos, mientras que la venta de refacciones podría repuntar.

En la actividad industrial se prevé un desempeño negativo para la minería, principalmente por una contracción de la extracción de petróleo y gas, al menos en el corto plazo. Asimismo, la minería de minerales metálicos y no metálicos, cuyo desempeño ya fue de contracción en 2018, se podría ver amenazada por la sobrerregulación de las concesiones mineras por parte del poder legislativo.

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Respecto al contexto internacional, se espera una desaceleración a nivel global. El FMI acaba de publicar sus expectativas de crecimiento para el mundo. Para el caso de México, el ajuste se debió a la expectativa de un menor flujo de inversión privada y para el mundo, el FMI estima que la economía crecerá en 2019 a una tasa anual de 3.5% y en 2020 a una tasa anual de 3.6%, cifras que se ubican por debajo de las estimaciones previas de 3.7% para ambos años.

Lo anterior, se debe al deterioro en las relaciones comerciales, al endurecimiento de las condiciones financieras y al incremento en la incertidumbre por los altos niveles de deuda pública y privada. Así, las exportaciones de México se espera que sigan teniendo un crecimiento positivo pero a un menor ritmo, sobre todo aquellas que son consideradas de productos no básicos.

Fuente: Forbes México

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