Karmenu Vella, comisario europeo de Medio Ambiente, dijo en entrevista para El Finanicero que ‘queremos un modelo circular… donde los residuos dejen de ser agentes contaminantes y pasen a ser las nuevas materias primas del siglo XXI’.

Aunque México sigue dando pasos importantes para enfrentarse a los retos medioambientales, uno de los grandes desafíos del país es la gestión de los residuos, ya que produce más de 44 millones de toneladas al año y se calcula que este volumen llegue a 65 millones para el año 2030. Hoy, Europa quiere compartir su experiencia con México.

 ¿Cuál es el propósito de su visita a México? Usted encabeza una misión, ¿de qué se trata?

El propósito de nuestra visita a México es promover políticas sostenibles y eficientes en materia de economía circular mediante una serie de reuniones políticas y de negocios de alto nivel.

La Unión Europea cree que las soluciones de mitigación de fenómenos como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático o la generación de residuos y su posterior vertido al mar tienen que abordarse a nivel internacional para que sean efectivas. Creemos que la economía circular es una parte de la solución para combatir estos retos mundiales.

Hoy encabezo esta “Misión de Economía Circular” organizada por la Comisión Europea y que tiene como objetivo construir puentes entre las instituciones, empresas, emprendedores, Pymes, autoridades regionales y ONG europeas y mexicanas en las oportunidades que conlleva una economía circular.

 ¿Qué es la economía circular y en qué sectores aplica este modelo? ¿Qué diferencias tiene con la ‘economía lineal’?

La economía circular se basa en dos principios fundamentales: mantener el valor de los productos en la economía el mayor tiempo posible y minimizar la generación de residuos.

Queremos pasar de un modelo lineal de “extraer-producir-desechar” a un modelo circular, donde la cadena de valor esté continuamente retroalimentándose, generando así un círculo virtuoso donde ningún recurso se desperdicie, donde los residuos dejen de ser agentes contaminantes y pasen a ser las nuevas materias primas del siglo XXI.

La transición desde el modelo lineal hacia el modelo circular no debe suponer un costo, sino una oportunidad. En la UE hemos cuantificado que las empresas que adopten un modelo circular ahorrarán 600 mil millones de euros al año en recursos y en costos de producción, y muchos nuevos empleos surgirán como resultado de este cambio de paradigma. Esta transición nos permitirá lograr beneficios económicos, sociales y medioambientales. La combinación de estos factores genera un modelo de desarrollo sostenible en el que el crecimiento económico es compatible con la conservación de nuestros ecosistemas y en el que el sector privado, las autoridades y la ciudadanía tienen un papel compartido fundamental.

La transición hacia una economía circular no se limita a determinados materiales o sectores, sino que se trata de un cambio sistémico que afecta a la totalidad de la economía e incluye todos los productos y servicios.

Para dar un ejemplo, podemos reutilizar materias primas como el agua. El agua es un recurso limitado y las necesidades crecientes de la población y el cambio climático harán de la disponibilidad de agua, en calidad y cantidades suficientes, un desafío de gran envergadura en el futuro. La recuperación del agua tratada para regadío, así como las mejoras en la gestión del riesgo ayudarán a proteger el medio ambiente.

En términos del medio ambiente, ¿cuáles son los beneficios de la economía circular?

Los desafíos medioambientales afectan a todos los sectores de la sociedad y su impacto es global.

Cambiar de paradigma, pasar de un modelo lineal a un modelo circular es fundamental si queremos seguir disfrutando del planeta a largo plazo.

La economía circular no es una moda, ni una ocurrencia de la UE, sino una auténtica necesidad. La población mundial aumenta, como aumenta la presión ambiental sobre las ciudades, la demanda de energía, de recursos y de materias primas a nivel global. En la actualidad, necesitaríamos 1.7 planetas para mantener la demanda de recursos actual de nuestro sistema productivo. Además, se espera que la población mundial alcance al menos 8 mil 500 millones en 2030, mientras que la proporción de personas que vive en áreas urbanas alcanzará el 66 por ciento en 2050. Concretamente, el 50 por ciento del tejido urbano que existirá en 2050 está aún por construirse. En consecuencia, de no haber cambios, el consumo mundial de materiales urbanos aumentaría más del doble hasta los 90 mil millones de toneladas en 2050, lo que implicaría un daño potencial enorme a nuestro planeta y al medio ambiente.

Una construcción más eficiente y un mejor uso de los edificios podrían ayudar a ahorrar recursos significativamente: se podría reducir el 42 por ciento del consumo final de energía y el 35 por ciento de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Además, se disminuiría en 50 por ciento la necesidad de extracción de materiales, ahorrando al mismo tiempo un 30 por ciento de agua en algunas regiones. La reducción a la mitad del consumo de materiales urbanos en 2050 generará nuevos nichos de mercado para las empresas que apuesten por la innovación y dispongan de una tecnología competitiva.

La economía circular es una de las mejores soluciones a muchos de los problemas a los cuales la sociedad se está enfrentando, ya que su aplicabilidad es transversal. Además, permite aumentar la competitividad de las empresas, pues las incita a buscar nuevas oportunidades de negocio, reducir costos y desarrollar productos y servicios innovadores.

¿Qué oportunidades de negocios o colaboración hay entre la Unión Europea y México?

México ha demostrado ser un socio clave para la UE y tener ideas afines en el ámbito del medio ambiente. El comercio entre la UE y México ha aumentado 172 por ciento en los últimos diez años, mostrando un aumento anual constante, con excepción de 2009 y 2013. En 2017, la UE mantuvo su posición como el tercer socio comercial más grande de México, sólo detrás de Estados Unidos y China.

Junto con México hemos definido varias “áreas de interés mutuo” entre las que están: la gestión de residuos, las energías limpias, el desarrollo urbano y la protección de la biodiversidad.

En comparación con otros competidores internacionales, la UE es sinónimo de calidad y en particular a nivel de la economía circular y gestión de residuos. Por eso nos parece adecuado crear oportunidades de negocios mediante la organización de misiones de economía circular para compartir nuestros conocimientos y aprender de las experiencias de otros.

Las empresas ya han visto el interés de negocio y están intentando aprovechar las nuevas oportunidades. Por ello venimos con inversionistas europeos buscando asociaciones con empresas mexicanas.

¿Es posible desarrollar una estrategia de sostenibilidad en un país como México sin mucha cultura o experiencia en reutilización y reciclaje de materiales?

Uno de los grandes desafíos de México es la gestión de los residuos dado que produce más de 44 millones toneladas al año y se calcula que este número llegue a 65 millones para el año 2030. Hoy, aproximadamente el 90 por ciento de los residuos sólidos termina en tiraderos al aire libre o rellenos sanitarios.

Con el objetivo de transformar el esquema tradicional de gestión de residuos en un modelo basado en la economía circular, el gobierno de México hizo pública en febrero su visión de una estrategia nacional con el objetivo de “cero residuos”. La prevención de residuos, el diseño ecológico, la reutilización y medidas similares son la mejor solución para disminuir la acumulación de residuos en los vertederos, pero sin el financiamiento y las estructuras adecuadas la tarea es casi imposible.

México sigue dando pasos importantes para hacer frente a los desafíos medioambientales. También en el pasado ha demostrado un liderazgo importante en temáticas como el agua y el cambio climático.

Fuente: El Financiero

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