Los tambores de la desaceleración económica retumban ya a lo largo y ancho del globo y la adopción de medidas que preparen a las principales potencias desarrolladas para sortear las turbulencias económicas que aparecen en el horizonte parece más una asignatura pendiente que un glosario de recomendaciones. Esta es la conclusión que se extrae del Informe Económico Anual 2019 elaborado por el Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés), que actúa como una suerte de coordinador de los bancos centrales de todo el mundo y que enarbola las sugerencias y advertencias de estas instituciones. Concretamente, en su informe de este año el BIS reconoce que el crecimiento del año 2017 fue excepcional, tanto que parapetó las señales que comenzó a dar el entorno económico global para la segunda mitad del pasado año.

Aquí la institución bancaria apunta apunta a que las persistentes tensiones comerciales, especialmente entre China y los Estados Unidos, atenuaron la confianza de las empresas, en parte debido a la preocupación por una posible escalada de las subidas de tarifas de intercambio de bienes. «Además de enturbiar la demanda futura y las perspectivas de inversión fija, las tensiones comerciales plantearon interrogantes sobre la viabilidad de las estructuras existentes de la cadena de suministro y, de manera más general, sobre el futuro del sistema de comercio mundial», apunta en relación al desplome del impulso que registraba hasta entonces el sector exterior.

Del mismo modo, el BIS apunta en Europa que el estrés fiscal en Italia, los problemas con las pruebas de emisiones de automóviles en Alemania, las protestas callejeras en Francia y la posibilidad cada vez mayor de un Brexit perturbador también contribuyeron. «Es probable que estos factores hayan frenado las expectativas de crecimiento y hecho más incierto el crecimiento futuro, de ahí, por ejemplo, la mayor dispersión de las previsiones de crecimiento hacia finales de año», señala el informe añadiendo que una economía mundial más vulnerable aumentó la incertidumbre sobre los beneficios empresariales en Estados Unidos y en otras economías importantes, con su respectivo reflejo en los mercados financieros. «Las medidas existentes sugieren que una mayor incertidumbre y una menor confianza empresarial han coincidido históricamente con una reducción de la actividad inversora«, sentencia en su diagnóstico de afectación de las tensiones aún existentes.

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Ensanchar la base fiscal

En este sentido, el recetario del BIS coincide con el vademécum de los principales reguladores monetarios de las regiones desarrolladas, como es el caso en la Unión Europea del Banco Central capitaneado -hasta la confirmación de un nuevo presidente- por Mario Draghi.

De cara al futuro, la institución sugiere que una combinación de políticas más equilibrada puede contribuir más eficazmente al crecimiento sostenible y a la estabilidad financiera. También puede ayudar a dirigir la economía hacia los cielos más claros que se pueden discernir después de una recuperación tan prolongada y a veces incierta. «Además, facilitaría el abandono del modelo de crecimiento impulsado por la deuda en el que la economía mundial parece haber dependido durante tanto tiempo», apunta en relación a los desequilibrios generados en el pasado a causa del sobreendeudamiento de los estados y también las familias que dificultó la recuperación de los balances presupuestarios de los países más desarrollados.

El coordinador de los bancos centrales pide abandonar el modelo de avance vía endeudamiento

De hecho, asegura que la única manera de aumentar el crecimiento a largo plazo de forma sostenible es aplicar reformas estructurales. «El avance de la productividad ha seguido una tendencia a la baja a largo plazo en las economías avanzadas. Un crecimiento bastante decepcionante en un momento en el que las economías se sitúan en torno a las estimaciones del potencial y experimentan el desempleo a mínimos de varias décadas», subraya este punto en cuanto a los desequilibrios de la recuperación.

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En este sentido, las autoridades fiscales también pueden ayudar en varias dimensiones. «Siempre que se disponga de suficiente espacio fiscal, las expansiones fiscales selectivas pueden ser útiles para apoyar a la economía en caso de que surja la necesidad. La conveniencia de adoptar medidas de política también dependerá de otras circunstancias específicas de cada país, incluida su posición de equilibrio exterior», señala abogando por medidas fiscales de carácter estructural, como el fortalecimiento del sistema tributario y, cuando existen oportunidades productivas, la composición del gasto más favorable al crecimiento, como el impulso de inversión en infraestructuras.

Recuerda, a colación, que ante el entorno de bajas tasas, estas son las únicas vías de actuación ya que «en la política monetaria no existe margen de actuación».

Fuente: Economíahoy.mx

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