Madai Ortiz Quiroz [1]
En el año 2007, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó el documento “Bioenergía Sostenible: Un marco para la toma de decisiones”, en el que destacó la importancia de enfocar la atención de los gobiernos del mundo a proyectos que incluyan bioenergía sostenible, es decir, aquella que es producida a partir de materia orgánica o biomasa[2].
En ese mismo año, el subdirector general para Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), calculó que, en un periodo de 15 a 20 años, la explotación del petróleo disminuiría y que el biodiésel sería una alternativa viable para los gobiernos. Actualmente, a 15 años de ese pronóstico, la atención a los bioenergéticos ha ido en aumento; no obstante, su utilización es menor a lo que se esperaba, ya que el petróleo sigue teniendo gran importancia para el funcionamiento de los medios de transporte. Aun cuando se está evolucionando a la adopción de fuentes de energías limpias, el proceso es gradual.
En 2015, la ONU presentó la Agenda 2030, que integra 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con el fin de implementar acciones en las esferas de importancia crítica para la humanidad y el planeta. El objetivo número 7 denominado “Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos en América Latina y el Caribe” contempla la transición hacia las energías renovables con el fin de afectar lo menos posible al planeta al emitir una menor cantidad de gases de efecto invernadero. De esta manera, la ONU busca dar acceso al servicio de electricidad a los países más pobres del mundo.
Aunque el objetivo número 7 no se refiere específicamente a los bioenergéticos, algunos autores consideran que éstos pertenecen a las energías renovables y, de acuerdo con dicho objetivo, la energía renovable debe ser prioritaria, ya que a 2030 se busca aumentar la infraestructura y actualizar la tecnología para poder brindar servicios de energías sostenibles y actuales a los millones de personas que todavía no cuenten con este servicio.
En México tenemos una ley especializada en los bioenergéticos que se denomina Ley de Promoción y Desarrollo de Bioenergéticos (LPDB), que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 1 de febrero del 2008 y que define a los bioenergéticos como aquellos “combustibles obtenidos de la biomasa provenientes de materia orgánica de las actividades, agrícola, pecuaria, silvícola, acuacultura, algacultura, residuos de la pesca, domesticas, comerciales, industriales, de microorganismos, y de enzimas, así como sus derivados, producidos, por procesos tecnológicos sustentables”.
La LPDB busca alcanzar los siguientes 5 objetivos:
- Fomentar la producción de materias primas para bioenergéticos, a través de distintas actividades.
- Extender la producción, comercialización y el uso eficaz de bioenergéticos para apoyar al resurgimiento del sector rural.
- Fomentar, de acuerdo con la ley de planeación, el crecimiento regional y el de las comunidades rurales menos favorecidas.
- Dar la importancia suficiente a la disminución de emisiones contaminantes a la atmósfera y gases de efecto invernadero.
- Organizar acciones entre los gobiernos federal, estatales y municipales, así como la concurrencia con los sectores social y privado, para el desarrollo de los bioenergéticos.
Desde la fecha de su publicación, la LPDB no ha tenido ninguna reforma, lo que nos hace pensar que este sector ha sido olvidado por las administraciones públicas, ya que ningún Estado de la República mexicana cuenta con una ley propia sobre bioenergéticos y, cuando mucho, llegan a mencionar a la bioenergía en una o dos fracciones, tal como lo hacen la Ley de Fomento del Uso Racional de la Energía para el Estado de Coahuila y la Ley de Energías Renovables para el Estado de Baja California. Es prudente que las administraciones retomen las disposiciones de la LPDB y que los Estados consideren este tipo de energía en sus legislaciones para promover su uso local.
[1] Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y Abogada en Grupo López Elías.
[2] ONU-Energía (2007), Bioenergía Sostenible: Un marco para la toma de decisiones. Disponible en: https://www.cepal.org/es/publicaciones/3174-bioenergia-sostenible-un-marco-la-toma-decisiones
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