Ing. Luis Enrique Zetina Abreu
Cuando hablamos de atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) hacia algún País o Estado, tenemos que evaluar los factores claves que promueven el clima de negocios propicio para la misma.
Entre algunos de estos factores sobresalen que los Gobiernos sean capaces de generar facilidad para invertir y hacer negocios en su entorno. En este sentido, nuestro país debe dar el salto.
La competencia por atraer IED es cada día mayor; por ello, debemos generar ventajas que faciliten el proceso y que influya en forma directa en la toma de decisiones de las corporaciones globales.
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Para acelerar el dinamismo económico que inició con el ingreso de México al Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT) en 1986; posteriormente, a Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1993-1994, y ahora con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) debemos tener reglas más claras. Es decir, un marco jurídico estable y confiable, seguridad pública, cultura laboral, fuentes permanentes de perfiles técnicos y profesionales, acceso a servicios e infraestructura, condiciones fiscales adecuadas, al igual que programas de desarrollo de gran visión que vayan más allá de una administración sexenal.
Asimismo, el rol de la certeza jurídica es crucial para garantizar reglas claras en la inversión de nuevos proyectos para el país. Un marco jurídico débil, la complejidad en los procedimientos administrativos, las deficiencias en la coordinación intergubernamental, las debilidades en los procesos de fiscalización, impacta directamente en la competitividad e impide al país mayor dinamismo económico.
Estamos ante una oportunidad única. Somos testigos de un momento crucial que nos hace pensar o sentir un rompimiento con lo anterior. Se trata de partir con la convicción de subir al país al tren de la revolución tecnológica, las buenas prácticas, la transparencia, la equidad y la justicia; actividades que no corresponden sólo al Estado.
Nuestro compromiso es fortalecer las cadenas de valor, escuchar y apoyar a los empresarios nacionales, ya que sólo ellos saben cómo está la situación que enfrentan todos los días, los problemas para sacar adelante sus negocios. Es muy importante aprender de su experiencia y trabajar juntos.
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Todo proceso de transición suele ser complicado y lento, situación que se refleja en un menor dinamismo económico. La poca claridad de una política económica hace más notoria esta falta de dinamismo, a esto hay que sumarle la curva de aprendizaje y el periodo de adaptación.
Al día de hoy no sabemos cuáles serían las condiciones para los inversionistas nacionales e internacionales bajo las oportunidades del sector.
Mientras todo esto pasa, las actividades económicas prosiguen. No nos queda duda que el gobierno está trabajando en nuevas propuestas, haciendo los ajustes necesarios en todos los sectores para dar certeza a los inversionistas y sus inversiones.
No desperdiciemos tiempo en culpar a los que se fueron, la discusión real está en el presente, en los siguientes años y lo que se hará para dar certeza a las inversiones.