Con Peña Nieto, el mayor crecimiento se dio en el Bajío; con Felipe Calderón, en el centro-norte; con Vicente Fox, en el sur-sureste, y con Ernesto Zedillo, en la frontera norte.

Cada administración federal, en coordinación con los gobiernos estatales, apuesta por una región del país para que llegue capital extranjero.

La joya de la corona varía en cada gestión. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el Bajío se posicionó como la más dinámica en captación de Inversión Extranjera Directa (IED); con Felipe Calderón Hinojosa el mayor crecimiento se dio en el centro-norte; con Vicente Fox Quesada, en el sur-sureste, y con Ernesto Zedillo Ponce de León, en la frontera norte.

Con un total de 31,006.0 millones de dólares en atracción de IED entre el 2013 y el 2018, el Bajío registró un incremento de 103.3%, en comparación con los 15,250.5 millones que se registraron en el periodo 2007-2012, por lo cual se posicionó como líder regional en este indicador, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía.

José Luis de la Cruz Gallegos, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic), explicó que el dinamismo del Bajío en este rubro es resultado de la estrategia de industrialización implementada por los estados integrantes en los últimos seis años.

“Se ha aplicado una política industrial de atracción de inversiones en sectores como el automotriz, agroalimentario, electrónico, equipo eléctrico, por citar algunos, entonces en esta estrategia de industrialización exitosa, una parte orientada a exportaciones le hace ser una región muy atractiva”, aclaró.

Héctor Magaña Rodríguez, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, destacó que los acuerdos comerciales, en torno a la inversión en el sector automotriz, fueron el principal atractivo para que varias empresas pudieran implementar su planta de producción, y con ello, incentivar el mercado estadounidense a través de menores costos de exportación.

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De la Inversión Extranjera Directa total del Bajío captada con Peña Nieto, 32.5% correspondió al sector automotriz (fabricación de automóviles, camiones, carrocerías, remolques autopartes); esta región representó 28.1% de la inversión extranjera de dicha industria a nivel nacional.

Dentro de las principales inversiones automotrices que se realizaron en la región, destaca Nissan en Aguascalientes; BMW, Constellium Automotive y Zeon Kasei en San Luis Potosí, así como Ford, Toyota, Michelin, Honda y Mazda en Guanajuato.

Entre San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro y Aguascalientes concentran siete plantas armadoras, una planta de motores y más de 850 proveedores automotrices.

Infraestructura

Durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa, del 2007 al 2012, la región que lideró en captación de IED fue el centro norte, que incluso pese a las adversidades de la crisis económica del 2009, mostró una variación de 149.5%, pasando de 4,895.8 millones de dólares del sexenio previo a 12,217.5 millones en la gestión citada.

“La región del centro-norte, en el sexenio de Felipe Calderón, buscó desarrollarse en la misma dirección que la frontera norte, con el impulso en el sector minero y un incremento en la infraestructura logística como detonantes de la economía regional y de la atracción de inversiones”, indicó Magaña Rodríguez.

Kristobal Meléndez Aguilar, analista del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), afirmó que los metales tuvieron un auge importante en su precio, la minería fue un sector importante en ese sexenio.

En esa secuencia, en el gobierno de Vicente Fox Quesada (2001-2006), la región sur-sureste logró posicionarse en primer lugar con un crecimiento de 534.8%, con un total de 11,161.1 millones de dólares de IED, frente a 1,758.2 millones de la administración pasada.

Meléndez Aguilar indicó que con una cuidadosa revisión de las inversiones públicas en el sur, se distingue un impulso petrolero, ya que al inicio del sexenio de Vicente Fox, hubo un crecimiento en el sector energético debido a que el precio del petróleo empezó a crecer de forma importante, por lo cual, hubo grandes expectativas de la generación de ingresos por esta actividad, razón por la que se intensificó la captación de capital extranjero en el periodo analizado.

Mientras en el lapso presidencial 1995-2000, el gobierno federal encabezado por Ernesto Zedillo Ponce de León potencializó a la frontera norte, logrando que el aumento de la región alcanzara una tasa de 442.8% con un total de 23,066.7 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa, en relación con los 4,249.8 millones del sexenio previo.

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“La frontera norte es una de las zonas más industrializadas del país y con ello se buscó dotar de cierta infraestructura e incrementar las vías de comunicación para que el traslado de mercancías entre México y Estados Unidos fuera el más óptimo y de esa forma aprovechar las relaciones comerciales que se firmaron al final del sexenio anterior y aprovechar el tratado de libre comercio”, planteó el director del CIEN.

El analista del CIEP agregó que “se buscó la exportación como un elemento para impulsar el crecimiento económico, entonces se necesita infraestructura importante, como carreteras para que los productos puedan salir del país lo más rápido posible”.

Por entidad

A nivel estatal, cada región registró una entidad federativa que potencializó su obtención de Inversión Extranjera Directa, entre ellas San Luis Potosí, Zacatecas, Chiapas y Coahuila.

Con un alza de 210.9% en captación, San Luis Potosí fue la que más impulsó a la región Bajío con Enrique Peña Nieto.

“En el caso de que San Luis Potosí se haya convertido en un polo de inversión para el país, es algo que se ha venido trabajando más con el gobierno estatal, porque se tiene muy clara la visión de generar un desarrollo industrial muy asociado a lo que tienen sus vecinos del Bajío, y que el gobierno estatal aprendió de la experiencia de Guanajuato y Aguascalientes”, puntualizó el director del Idic.

Zacatecas fue el motor del centro-norte en el sexenio de Calderón Hinojosa, con una variación de 573.3% en el periodo analizado.

“Para esta entidad, la minería y la industria manufacturera, bebidas y tabaco, cerveceras, servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles, además del comercio y telecomunicaciones son los principales motores que inyectaron recursos a la entidad por dicho concepto”, explicó Eufemia Basilio Morales, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En el sur-sureste el pilar fue Chiapas con un incremento de 1,135.8% durante la gestión de Fox Quesada (pasó de 79.7 millones a 984.8 millones de dólares).

Magaña Rodríguez mencionó que la política federal implementada en ese periodo para la región tuvo el objetivo de apoyar el desarrollo de estas entidades, que son de las más pobres del país, “lo que se buscó fue tratar de impulsar nuevamente su desarrollo económico a través de incentivos fiscales para que inversionistas extranjeros pudieran llegar y mejorar la parte turística de estas entidades”.

Finalmente, el estado que mayor dinamismo inyectó a la frontera norte con Ernesto Zedillo fue Coahuila, con un ascenso de 715.3 por ciento.

“En el caso de Coahuila, en el sexenio hubo un modelo exportador que le dio un impulso a la región por la caída del peso frente al dólar, debido a que hace las exportaciones más baratas, donde el comercio es en dólares y la mano de obra es en pesos, entonces Coahuila fue una de las entidades donde se benefició con ese modelo exportador, por lo tanto, la IED se enfocó para cruzar de Coahuila como un trampolín hacia Estados Unidos”, detalló Kristobal Meléndez.

Colaboración

De la Cruz Gallegos manifestó que aunque la gestión del estado es más certera, pues conoce las necesidades internas de cada entidad, es la colaboración de gobierno federal y estatal la que impulsa la atracción de IED.

“Todas las inversiones son privadas, el gobierno federal las diseña para favorecer el desarrollo de actividades en donde la inversión fundamentalmente es del sector privado, sin embargo, lo que se puede destacar es la iniciativa de los gobiernos estatales y que se genere una política que impulse la creación de inversiones del sector privado, ésa es la combinación que se requiere”, expuso.

Fuente: El Economista

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