Ing. Ezequiel González Ruiz

Cada vez más los candidatos a ocupar un lugar de elección popular en los Estados y Municipios, prometen que no incrementarán los impuestos y los servicios públicos, con la finalidad de ganar las preferencias del electorado, pero se olvidan de poner a debate, aquellos gastos en que incurre la población para cubrir las deficiencias de los servicios públicos. A estos gastos les he llamado “impuestos ocultos” porque nadie habla de ellos y nadie los cuantifica, pero es un desembolso que hace la población para cubrir sus necesidades básicas, que debieran ser cubiertas por las administraciones gubernamentales.

Pongo como ejemplo el agua embotellada; México ocupa el primer lugar de consumo en el mundo, según la consultora Euromonitor Internacional, a pesar que tiene una cobertura de agua “potable” del 92.3% (95.4 en zonas urbanas  y 81.6% en zonas rurales), cada mexicano consume 198.7 litros al año de agua embotellada, lo que llega a representar el 20% del ingreso de los hogares más pobres y el gasto total de este producto represente  el 70% de los que los organismos de agua recaudan en un año. Adicionalmente este consumo genera 21 millones de botellas de plástico de las cuales sólo el 20% se recicla y lo demás se va contaminar el ambiente; algunos las podrán consumir por moda, pero la gran mayoría lo hacemos por necesidad, ya que nadie se atreve a tomar agua de la llave, que en teoría debiera ser potable, pero  no lo es, porque los organismos de agua públicos responsables de hacerlo, no tienen los recursos suficientes para dar el mantenimiento adecuado de sus redes, por la falta de una buena administración y sistemas de cobranza eficientes.

 Como éste, podemos poner otros ejemplos, en donde la población tiene que pagar tarifas extras, como la seguridad privada, la cual se contrata por no confiar en la seguridad pública, o la persona que aun pagando por su seguridad social, tiene que acudir a una farmacia privada ante la escasez de medicamentos en las unidades de salud pública.

 Nadie cuantifica estos “impuestos ocultos”, antes que prometer no cobrar impuestos, se debiera ofrecer reducir estos gastos que incurre la gente, haciendo un mejor uso de los recursos para mejorar los servicios públicos que se ofrecen a la población, quien en caso de comprobar un mejor uso del dinero, le costaría menos trabajo cumplir con sus obligaciones fiscales.

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