Luis Zetina Abreu
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son fundamentales para resolver muchos de los problemas que enfrentamos y enfrentaremos para responder a los desafíos de una población concentrada en grandes ciudades, más empoderada, que demanda empleo, transparencia, servicios y procesos eficientes.
Existe sin lugar a dudas una enorme brecha de productividad entre México y el mundo desarrollado, para intentar reducirla se requiere de incorporar mayor tecnológica en todas las estructuras, conocimiento y encademientos que permitan mejorar niveles de vida de la población y a través de dichas soluciones impulsar también el crecimiento económico.
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La economía del mundo está totalmente digitalizada. Alinear aplicaciones, redes, plataformas, dispositivos basados en internet es clave para el crecimiento económico.
La economía actual se está transformando a través del Internet.
El ecosistema digital mundial, obliga ya a los países, si quieren integrase a él, a mejorar su infraestructura, capital humano y empresas a niveles globales, proteger su propiedad intelectual, su seguridad y la privacidad de sus usuarios.
En los nuevos modelos de desarrollo es de total relevancia el rol del desarrollo de economía digital, la tecnología, la ciencia y la innovación.
En nuestro país se invierte poco en investigación y desarrollo como parte del PIB, se impulsa el emprendedurismo para crecer la economía, pero se descuida la innovación y se generan, en su mayoría, MiPyMes con poco éxito de sobrevivir a largo plazo. Existe un alto déficit de Innovación Tecnológica.
Para generar desarrollo económico relevante para los mexicanos y para el mundo, debemos de encontrar un modelo propio y prestar mucha atención a la tecnología. Hace falta un compromiso real de transformación del país y dotarlo de capital económico y humano, capaz de generar tecnología.
Es necesario establecer nuevas prioridades en materia de inversión pública que promueva y aliente un modelo de crecimiento económico sustentado en fuentes más duraderas tal como la construcción de ventajas competitivas, capacitación de recursos humanos y la innovación tecnológica.
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Estas prioridades de la política de inversión para atender con eficiencia al segmento de la MiPyMes, la principal estructura productiva de nuestro país, se colocan en el siguiente orden:
1° Adquirir Conocimiento y Tecnología.
En tanto se madura el ciclo, es importante que se adquieran a nivel global dichos conocimientos y tecnología que le sea útil y ayude a satisfacer sus necesidades.
2° Difundir de estos conocimientos y tecnologías.
Una vez adquiridas, validadas e implementadas estas tecnologías, corresponde informar resultados exitosos para facilitar la adopción de las mismas.
3° Crear nuevos conocimientos y tecnologías.
La madurez del ciclo implica que, aunque no es una prioridad inicial, es necesario establecer acciones en inversión, investigación y desarrollo que permita formar capital humano, capaz de crear nuevas tecnologías.
La puesta en marcha de proyectos sectoriales es clave para identificar potenciales áreas de interés para la cooperación en ciencia, tecnología e innovación, las que pueden a su vez generar importantes sinergias con otros sectores de cooperación que están en proceso en la región o ser retomadas por esos proyectos para fortalecer el desarrollo científico y tecnológico.
La base de un crecimiento económico a largo plazo es el desarrollo tecnológico. En este aspecto el país ha estado y está rezagado estructuralmente hablando. Las políticas públicas articuladas a la ciencia y tecnología son necesarias para vincular esfuerzos de Gobiernos, empresas y sectores académicos.
Fortaleciendo los sistemas nacionales de ciencia, tecnología y comunicación permitirá conectarlos con las principales tendencias de la economía mundial.
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